Eran estudiantes y clérigos que durante la Edad Media llevaban una vida viajera y disoluta. Componían y cantaban con una desenfadada libertad que les permitió ser, No críticos y mordaces contra algunas instituciones. Curiosamente no se escapó de sus críticas ni la alta jerarquía eclesiástica. El gusto por el materialismo y el lujo de los altos jerarcas eclesiásticos, por ejemplo, es irónicamente tratado con gracia en el “inicio del Santo Evangelio según San Marco de Plata”. Pero también podían ser tiernos y edulcorados imitando a otros bardos de la época.
¿Desde cuándo se tiene constancia de éstos?
Los primeros datos de estos grupos se remontan al siglo X cuando se tienen noticias de clerici vagantes por toda Europa, pero seguramente iniciaron sus actividades en la corte de Carlomagno.
Una muestra de sus cantos es el Carmina Burana.